domingo, 24 de mayo de 2009

Suboficiales en pie de guerra

Suboficiales en pie de guerra

Militares gallegos promueven una asociación para exigir al Gobierno que corrija los "agravios" al colectivo. Denuncian amenazas del Ejército como fórmula para frenar sus reivindicaciones.


Veto a la promoción interna, con funciones de oficiales pero con sueldos de suboficiales, sin posibilidad de homologar sus estudios, diferencias en el cobro de trienios... La falta de respuesta por parte de Defensa a sus reivindicaciones los ha puesto en pie de guerra. Un grupo de suboficiales de las Fuerzas Armadas, entre ellos varios gallegos, han decidido dar la cara y constituir una asociación para reclamar al Gobierno que atienda sus reclamaciones. Tras tres décadas a la espera de una mejora de su situación, denuncian que las vías para frenar sus demandas han sido la "amenaza" o la "aplicación sesgada del código disciplinario"

R. PRIETO | A CORUÑA La batalla, en esta ocasión, tienen que librarla en casa. Los suboficiales del Ejército están en pie de guerra por la situación "discriminatoria" y "humillante" a la que, denuncian, les ha sometido el Ministerio de Defensa. Pese a las sucesivas reformas legislativas para mejorar las condiciones laborales del colectivo, la última la Ley de Carrera Militar en 2007, aseguran que parecen haber sido concebidas para "perjudicarles, cuando no para humillarlos".

Los considerados como la columna vertebral del Ejército -unos 32.000 suboficiales- se declaran cansados de tanto "atropello". Veto a la promoción interna, sin posibilidad de homologar sus estudios, diferencias en los cobros de los trienios, con funciones de oficiales en algunos casos pero con retribuciones de suboficiales... Una larga lista de reivindicaciones que pese a la reciente reforma de la Ley de Carrera Militar siguen sin ser atendidas. Por este motivo, un grupo de suboficiales, varios de A Coruña, han promovido la creación de una asociación para velar por sus intereses y defender sus derechos.

Los orígenes de esta situación "discriminatoria" se remonta a 1989, año en el que fue aprobada la primera Ley de la Función Militar. Antes de que fuese creada la Academia General Básica de Suboficiales (AGBS), en 1974, el acceso a los empleos de la Escala de Suboficiales estaba reservado a los cabos primeros de tropa con dos años de servicio que tras un examen y un curso de seis meses ascendían a sargento. Con la creación de la AGBS, ubicada en Lleida, unas oposiciones abiertas también al personal civil y tres años de academia permitían llegar al empleo de sargento.

Con la ley de 1989, los antiguos suboficiales -a los que sólo se les exigía un curso de seis meses- se integraron en la nueva Escala sin la necesidad de hacer un curso de adaptación. Tras 20 años de coexistencia en la Escala Básica y decenas de reformas legislativas, estos antiguos suboficiales son ahora comandantes mientras que los procedentes de la Academia se retirarán como subtenientes.

Responsables

Ante la falta de respuesta del Ministerio de Defensa, el colectivo de suboficiales ha decidido rebelarse contra el enemigo. En esta ocasión, lo tiene en casa. El brigada coruñés Carlos Parga, uno promotores de la Asociación de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, que se constituirá en cuestión de semanas, denuncia que los "generales" han estado "sordos" ante sus reivindicaciones y la ahora ministra de Defensa, Carme Chacón, "ciega" ante la situación "caótica", "injustificable" y "humillante" que han pasado en las últimas tres décadas.

A la hora de repartir culpas, tienen claro a quien apuntar. "El máximo responsable de esta situación es el Estado representado en la actual ministra, pero hay unos jefes de unidades, unos Consejos Superiores de los Ejércitos y unos Estados Mayores que nunca se han hecho eco de los problemas de los suboficiales", denuncian portavoces del futuro colectivo. Las vías para frenar sus reivindicaciones -añaden- han sido "la amenaza" o "la aplicación sesgada del código disciplinario". Ese mismo código disciplinario es el que les impide manifestarse. De ahí el anonimato de sus declaraciones. Salvo los militares retirados, como el caso del brigada Carlos Parga, que no están sometidos a esas restricciones en sus manifestaciones.

"Una mano negra parece legislar todo lo que nos afecta", sentencia un suboficial desde A Coruña. Y es que la legislación actual impide que, por ejemplo, un suboficial, con 35 años, carrera universitaria, idiomas, misiones internacionales y condecoraciones, no pueda ascender a oficial. Su ascenso en activo a teniente les ha sido aplazado hasta la reserva. Una situación que provoca que sargentos primero con más de diez años de inactividad (en la reserva) asciendan antes que los subtenientes en activo, subtenientes con el mismo año de pase a reserva que ascienden unos a tenientes y otros a comandantes, subtenientes de 58 años que ascienden antes que compañeros más antiguos por ser estos más jóvenes. "Estas circunstancias ni en el más absurdo de los mundos, se consentiría que ocurriese con los oficiales", censuran.

Pero los suboficiales retirados por pérdida de condiciones psicofísicas -"en contra de nuestra voluntad y sin haber cumplido los 65 años", puntualizan- también se sienten "agraviados". A ellos, muchos con más de 25 años de carrera y algunos en acto de servicio, no se les reconoce ningún derecho de ascenso. Por el contrario, en otras escalas sí tienen ese reconocimiento.

Este "veto" al ascenso a oficial ha provocado un "colapso" en la escala. A modo de ejemplo: hay más subtenientes que sargentos, la pirámide se ha convertido en un embudo que se alarga hasta más allá de lo permisible la permanencia en los empleos medios. "La solución hasta ahora es tan pueril -critican- que ofende a cualquier inteligencia y deja en ridículo al autor de la idea". En las llamadas escalillas (listas de mandos por antigüedad) que se publican dada año, se ha anulado toda mención a la promoción a la que pertenecen. "De esa manera pretenden que se pierda la referencia", denuncian. Por el contrario, en el caso de los oficiales se ha solucionado una situación parecida publicando las plazas necesarias en la reserva. "Ahí se asciende y se indemniza generosamente a los que no lleguen a la cima de su carrera, perfectamente amparados por la legislación vigente. Con ellos no ha dificultad para cambiar las leyes y adaptarlas a sus aspiraciones. Todo un ejemplo de igualdad entre militares", cuestionan desde la futura asociación de suboficiales.

Pero la promoción interna no es la única reclamación de los suboficiales del Ejército. El colectivo de los "suboficiales de la democracia", denominados así porque los despachos de la primera promoción de sargentos se entregaron el 15 de julio de 1977, denuncian que en algunos casos realizan funciones de oficiales pero con retribuciones de suboficiales.

Pero la lista de reivindicaciones no acaba ahí. No tienen derecho a convalidar sus estudios en la Academia General Básica de Suboficiales. Su oposición de tres años no se puede equiparar con una titulación universitaria. "Por las tretas -exponen- que se han llevado a cabo para que en su momento no se hiciera una adaptación como se hizo con los maestros o con los ayudantes técnico sanitarios". Incluso son muchos los que tras años de servicio tuvieron que optar por una especialidad distinta a la que tenían. Hay cartógrafos reconvertidos en informático o especialistas en máquinas pesadas que está al frente del centro de transmisiones.

Todas sus demandas siguen a la espera de respuesta por parte de Defensa. La futura Asociación de Suboficiales de las Fuerzas Armadas reclamará al Gobierno que defienda sus derechos y subsane la situación "caótica" del colectivo. "Más que un padre protector y ecuánime, el Estado se comporta como un padrastro cruel y arbitrario", denuncian. En cuestión se semanas, un grupo de suboficiales dará la cara para librar una batalla iniciada hace ya tres décadas.
Fuente: www.laopiniocoruna.es

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